Donald Trump se queda sin el Nobel, se lo conceden a María Corina
El presidente estadounidense sufre un golpe a su ego tras perder el Nobel de la Paz 2025 ante la líder opositora venezolana María Corina Machado
Este viernes, para la mayoría de la gente, significa que llega el fin de semana, que se pueden hacer planes y disfrutar de esas dos jornadas sin tener que ir a trabajar. Se podría decir que es un día feliz. Para el presidente del país más poderoso del mundo, Donald Trump, es sin duda un viernes muy, muy triste; un viernes de dolor, sin estar en Semana Santa. Su vanidad y prepotencia se han visto ultrajadas al no concederle el Premio Nobel de la Paz 2025, que tanto se había trabajado y al que aspiraba como gran “promotor de la paz”. Estaba convencido de que sería reconocido por su “gran labor” en pro de la paz. en el mundo
Trump se ha quedado vestido de gala y sin premio. Lo más grave del asunto es que la agraciada con tan importante galardón ha sido una mujer: María Corina Machado, la opositora a Maduro, a la que se le reconoce su valentía civil y su papel en la búsqueda de una transición democrática en Venezuela. Por cierto, María Corina continúa escondida para no ser detenida por Maduro. La elección de una mujer frente al todopoderoso Trump es un golpe que no perdonará. Teniendo en cuenta su relación con las mujeres —siempre polémica en el plano personal y político—, la derrota ha sido doble, y su orgullo, herido de tal manera que algunos esperan consecuencias nada buenas.
La misoginia de Trump puede apreciarse, entre otras cosas, en la composición de su gobierno, donde, de los 24 miembros que lo componen, solo ocho son mujeres. Dos de ellas, bien diferentes y por distinto motivo, destacan sobre el resto: Susie Wiles, su jefa de gabinete, la única que se atreve a decirle lo que piensa. Ella fue la responsable de la campaña electoral del ahora presidente. Mujer de 68 años, es la persona con más poder en Washington. La otra mujer es Karoline Leavitt, la más joven: 27 años, guapa. En el primer mandato de Trump fue becaria en prensa; ahora es la responsable del gabinete y portavoz del Gobierno. Su presencia en los medios es constante, “demasiado protagonista”, dicen algunos.
El presidente Trump, el “pacificador”, tiene obsesión por conseguir el Premio Nobel desde hace años. No perdona que Obama fuera galardonado con él cuando solo llevaba varios meses en la presidencia, y él, que ha llegado —según dice— “para salvar al mundo” (asegura que ha conseguido parar siete conflictos armados) y ha sido capaz de lograr un acuerdo entre Israel y Hamás para terminar, de momento, con un alto el fuego y la entrada de ayuda humanitaria, entre otros acuerdos. Un suceso que él considera importantísimo y digno de ser reconocido con el Nobel.
Lo malo es que este alto el fuego llegaba tarde para el Comité. “Es un problema de tiempo”, dicen. ¿El próximo año será elegido? Es posible: tiene 365 días para trabajárselo a fondo. Aún tiene que “solucionar” la guerra de Ucrania, que supone un enfrentamiento fuerte con su, hasta ahora, amigo Putin, que no está por la labor. Es más, lo ha engañado en varias ocasiones.
Lo sucedido este viernes con Trump y su orgullo herido al no ser elegido para el Premio Nobel de la Paz 2025 le ha dejado tocado en su vanidad, esa que utiliza con demasiada asiduidad para menospreciar o insultar a quien le viene en gana, porque él se siente el dueño del mundo.
Decía Charles Dickens que “hay grandes hombres que hacen a todos los demás sentirse pequeños. Pero la verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes”.
De vez en cuando, un baño de realidad le viene bien a Donald Trump, el “pacificador” que ya se veía con su Nobel por ser el presidente de Estados Unidos.
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