PP y PSOE alimentan el fuego: guerra política mientras España atraviesa la peor crisis de incendios

Mientras decenas de miles de hectáreas arden en varias provincias, PP y PSOE se lanzan acusaciones mutuas en plena crisis de incendios, desviando la atención de la emergencia.

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Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez sobre un fondo con llamas
Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez sobre un fondo con llamas - Fotomontaje de CANVA

 

Mientras España arde literalmente, la política sigue incendiando el debate. La peor ola de incendios forestales en décadas mantiene activos 40 focos, 23 de ellos "especialmente preocupantes", y ha devastado ya 138.000 hectáreas, sin contabilizar las pérdidas de la última semana. Ourense, León, Zamora y Cáceres son los territorios más afectados, con miles de evacuados y poblaciones bajo confinamiento preventivo. A pesar de esta emergencia, PP y PSOE continúan enfrascados en una guerra de declaraciones y reproches que apenas aporta soluciones a los ciudadanos que lo están perdiendo todo.

La portavoz del PP en el Congreso, Ester Muñoz, acusó al presidente Pedro Sánchez de usar la propuesta de un Pacto de Estado contra el cambio climático como una "cortina de humo" mientras los incendios avanzan sin control. "Él tenía que haber ido a ayudar a apagar el incendio y no a llevar más cortinas de humo para salvar su imagen", denunció Muñoz. La diputada criticó que Sánchez presentara como "única solución" un pacto que ya ofreció hace tres años y que ahora, en medio de la tragedia, "no sirve para recuperar lo perdido ni para acabar con las llamas".

Muñoz insistió en que lo urgente son más medios y efectivos, especialmente militares para reforzar la lucha contra el fuego, y lamentó la incoherencia del Gobierno y de sus ministros: "Sánchez hablaba de actuar codo con codo, mientras sus ministros criticaban a quienes pedían más recursos". La diputada advirtió que la situación en Castilla y León es crítica: 20 incendios activos, más de 5.300 evacuados y 140 localidades afectadas desde el inicio de la crisis, y denunció que las capacidades de las Fuerzas Armadas siguen sin ponerse plenamente a disposición de los ciudadanos.

Desde el PSOE, la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, respondió acusando al PP de mantener una "estrategia" de culpar al Gobierno y "no asumir responsabilidades". Recordó que las competencias en emergencias corresponden a las comunidades autónomas y que desde el 2 de agosto el Gobierno ha puesto "todos los medios disponibles" a su disposición. Montero advirtió sobre los riesgos del negacionismo climático y defendió la gestión del presidente Sánchez: "Ha estado encima, vigilando y monitorizando cómo se encontraba el desarrollo de los incendios".

España sigue ardiendo

Mientras los políticos discuten, la gravedad de la situación se intensifica: en Ourense, más de 120 personas permanecen confinadas en residencias de Rubiá y Carballeda de Avia. En Larouco, un solo incendio ha calcinado unas 15.000 hectáreas, movilizando 27 técnicos, 84 agentes, 110 brigadas y nueve helicópteros, además de efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME). En Cáceres, el incendio de Jarilla ya ha devastado 12.000 hectáreas y obligado a evacuar casas diseminadas en varias localidades, mientras que otras 100 personas pasaron la noche fuera de sus viviendas por el fuego de Aliseda.

El Gobierno ha reforzado el dispositivo con 200 militares adicionales, y la Unión Europea ha enviado aviones cisterna y helicópteros desde siete Estados miembros para colaborar en la extinción. Otras comunidades autónomas han desplazado recursos y personal a las zonas más afectadas, pero la lucha sigue siendo extremadamente complicada.

En Castilla y León, el operativo logró avances durante la última noche, aunque las autoridades advierten que aún no se puede dar por controlada la situación. El foco que avanza desde Cáceres hacia el sur y el que progresa desde Ourense hacia el norte de Castilla y León preocupan por su dimensión y posible evolución. En Asturias, 15 incendios continúan activos, con ocho de ellos sin controlar, principalmente en la zona suroccidental, donde trabaja la UME junto a los Bomberos de Asturias.

La situación refleja un patrón inquietante: mientras España quema, la clase política sigue enfrascada en reproches, presentando pactos y declaraciones que poco alivian el drama humano y medioambiental que vive el país. Entre evacuaciones masivas, medios insuficientes y el fuego imparable, los ciudadanos no solo pierden sus hogares, sino también la paciencia ante una política que parece más preocupada por la confrontación que por apagar las llamas.

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