¿Referéndum, consulta o reorganización territorial? Los tres caminos después de la amnistía
En dos meses llega la negociación de los Presupuestos Generales del Estado y los socialistas deberán continuar con las cesiones
Pedro Sánchez ha sido reelegido este jueves presidente del Gobierno tras superar una votación sin sorpresas en la que ha obtenido el respaldo de 179 diputados del Congreso, que representan el 51,14% de la Cámara Baja. Al superar la mayoría absoluta de la Cámara, como establece la Constitución, ya no hará falta celebrar una segunda votación.
Sánchez ha recibido el apoyo de los 121 diputados del PSOE, los 31 de Sumar, los siete de ERC, los siete de Junts, los seis de Bildu, los cinco del PNV y el del BNG y la de Coalición Canaria. En contra han votado los otros 171 diputados del Congreso, que son los 137 del PP, los 33 de Vox y el de UPN.
El principal pago que ha ofrecido el presidente del Gobierno a los independentistas para ser investido ha sido la amnistía, una concesión que parecía imposible poco antes de las elecciones, cuando Sánchez aseguró que no contemplaba concederla por ser anticonstitucional. Sin embargo, las urnas hablaron y el único Ejecutivo posible en esta legislatura pasaba por un pacto entre losy socialistas y los de Carles Puigdemont. El resto ya es historia.
La legislatura ya ha empezado y el PSOE seguirá necesitando el apoyo de los grupos que le han investido para sacar unos Presupuestos Generales del Estado en dos meses y para todas las leyes que necesite aprobar el Gobierno. La geometría variable ha muerto y, a diferencia de la anterior legislatura, los socialistas no contarán con partidos como Ciudadanos para que los rescaten cuando pierdan el apoyo de sus socios clásicos - como ocurrió con la Reforma Laboral, que no consiguió el apoyo de ERC y EH Bildu-.
Por tanto, los pagos a los partidos nacionalistas deberán continuar. Tanto Junts como ERC avisaron este miércoles que su intención es seguir avanzando en la negociación para realizar un referéndum de independencia y este jueves se les ha sumado Bildu pidiendo al presidente otra votación en Euskadi. "Esta debe ser por tanto la legislatura de la plurinacionalidad. La legislatura para abrir nuevos caminos que otros Estados como el Reino Unido y naciones como Escocia ya están recorriendo: el de la democracia. Sin prisas ni ansiedades, con visión y paciencia estratégica", ha señalado la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, durante su intervención en la sesión de investidura.
Y en este contexto, la pregunta es: ¿Cuál es la hoja de ruta de Pedro Sánchez? Si quiere seguir gobernando y no verse abocado a una repetición electoral por no poder sacar adelante ni unos Presupuestos, deberá ofrecer algo a los nacionalismos periféricos para seguir contando con su apoyo. Y en el caso catalán, donde los socialistas van a tener más problemas por la agresividad manifiesta de Junts, ya queda poco por dar después de la amnistía, el traspaso de Rodalies, la admisión de relatores internacionales en la negociación y todo el saco de beneficios que han conseguido sacar entre Junts y ERC en la negociación. Por tanto, la hoja de ruta del PSOE, tal y como han avisado sus nuevos socios, debe incluir sí o sí un referéndum, una consulta o, en última instancia, una reorganización territorial.
La primera opción, la preferida por los independentistas, sería un referéndum vinculante a la escocesa. Parece una posibilidad descabellada, pero la respuesta de Sánchez al ser preguntado por la posible votación de independencia en el Congreso no ha sido contundente. "Cualquier solución territorial debe ser jurídicamente viable", ha dicho el recién investido presidente, dejando claro que se puede recorrer cualquier camino que pase por la legalidad. Sin embargo, un referéndum de este tipo necesitaría de una reforma constitucional para poder ser legal, ya que la Constitución en su artículo 2 habla de "la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles", y en el artículo 1 sentencia que "la soberanía nacional reside en el pueblo español". En este sentido, sería imposible legalmente realizar un referéndum vinculante y que solo fuese votado por una parte de España. Por contra, sí sería posible encajar en la Constitución un referéndum donde la independencia de Catalunya sea votada por la totalidad de España, pero sería un escenario poco efectivo para solucionar el conflicto y podría dar lugar a resultados contradictorios como que la independencia gane en Catalunya y pierda en el resto de España.
Teniendo en cuenta la poca viabilidad del primer escenario, el PSOE podría plantearse una consulta no vinculante en Catalunya que sirviera, como mínimo, para poder tener una fotografía sobre los apoyos reales que tendría una hipotética independencia. Una votación de este tipo sí podría tener encaje constitucional, ya que la Carta Magna reconoce en el artículo 92 la posibilidad de realizar referéndums consultivos "para decisiones políticas de especial trascendencia". En este sentido, si el resultado de esta consulta fuese favorable a la independencia, ganaría legitimidad una reforma constitucional para poder realizar un referéndum vinculante. Si ganara la opción unionista, el conflicto independentista podría quedar enterrado, al menos, unas décadas.
El tercer escenario es que el PSOE ya tenga su propio plan al margen de las peticiones independentistas y emprenda una reorganización territorial que pueda llegar a neutralizar las demandas de los nacionalismos periféricos. Sería un movimiento que, bien planteado, podría ser efectivo para los socialistas, que moverían la primera pieza y por tanto, tendrían ventaja en el control del relato. Este camino sería volver a la vía de la España Federal que el PSOE ha invocado en reiteradas ocasiones sin llegar a concretarla y podría significar una victoria para el Estado al alejar la posibilidad de independencia por otras concesiones, como reconocer a España como un Estado de estados, que podría contener dentro otras nacionalidades y microestados sin que se vea amenazada la existencia del Estado aglutinador. Sería una vía que pasa más por la semántica que por la cesión de más competencias - quedan pocas por ceder aparte de Hacienda- y que necesitaría mucha pedagogía porque estaría ligada, también, a una reforma constitucional que debería contar con los apoyo de los populares.
Sea cual sea el futuro escenario, el PSOE necesita mover ficha si quiere resistir otros cuatro años en Moncloa. El independentismo lo tiene claro y romperá relaciones si no hay avances. "Ayer la negociación continuó, hoy la negociación continúa y mañana la negociación continuará", ha afirmado este jueves la portavoz de Junts, Míriam Nogueras. El aviso está hecho, ahora falta esperar la respuesta.
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