Barajas cierra sus puertas al sinhogarismo: ¿Solución o Desplazamiento?
Aena ha comunicado a quienes pernoctaban en la T4 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas que ya no podrán hacerlo.
El gestor aeroportuario justifica esta medida para "reforzar la seguridad" y porque considera que los aeródromos "no son infraestructuras preparadas para habitar", sino "exclusivamente de paso". Paralelamente, se ha habilitado un centro de acogida temporal en La Latina, con capacidad para 150 personas, operativo de 20:00 a 8:00 h y con servicios como cenas, duchas y transporte. Aena asegura que seguirá facilitando la labor de los equipos de calle del Ayuntamiento y entidades sociales para orientar a las personas sin hogar hacia el centro municipal de acogida. Desde mayo, se implementaron controles de acceso nocturno (21:00-05:00 h), con restricción del paso únicamente a viajeros, acompañantes y personal autorizado. Esto redujo las cifras de pernoctaciones de alrededor de 400 a unos 150. Aena coordina también un censo de usuarios con el Ayuntamiento, gestionado con criterios de privacidad y legalidad, aunque la atención básica no depende de ese registro.
Higiene, denuncias y entorno
Sobre las denuncias en mayo de presunta "plaga de chinches", Aena mantiene que no hay brote dentro del aeropuerto, basándose en informes de desinsectación y tareas constantes de limpieza. El Ministerio de Transportes, por su parte, ha instado al Ayuntamiento y la Comunidad a garantizar recursos de alojamientos dignos, calificando la situación como una "emergencia social". El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, pidió una reunión tripartita urgente para abordar la situación. ONGs como Bokatas y Cáritas coinciden: la medida de Aena no resuelve el problema estructural del sinhogarismo, sino que desplaza a estas personas a otras zonas menos visibles.
¿Una estrategia eficaz o un parche?
Aunque el objetivo declarado es ofrecer una alternativa humanitaria y segura, las restricciones en la T4, el cierre de enchufes y la vigilancia reforzada han sido calificadas por algunos como la conversión del aeropuerto en una especie de "no refugio".
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