VIDEO | El metro más antiguo del mundo, paralizado
Los miembros del RMT han rechazado una oferta salarial del 3.4% y están exigiendo una reducción en su semana laboral de 35 horas.
Londres, la vibrante capital británica, se encuentra en una situación de caos en su quinto día de huelga del metro, una parálisis que ha afectado a miles de pasajeros y ha alterado la vida diaria. La huelga, convocada por el sindicato Rail, Maritime and Transport (RMT), se debe a una disputa por el aumento salarial y las horas de trabajo.
Negociaciones estancadas
Los miembros del RMT han rechazado una oferta salarial del 3.4% y están exigiendo una reducción en su semana laboral de 35 horas. Según la Transport for London (TfL), la demanda de reducir las horas es simplemente "inabordable". Para complicar aún más la situación, los servicios del tren ligero de Docklands Light Railway (DLR) también están suspendidos por una huelga separada, pero también por la RMT.
El líder del sindicato RMT, Eddie Dempsey, ha instado al alcalde de Londres, Sadiq Khan, a convocar una reunión urgente para resolver el conflicto. Dempsey criticó al alcalde por utilizar las redes sociales en lugar de sentarse a negociar directamente. "En lugar de ir a las redes sociales, en lugar de los viejos clichés, usted es el alcalde de Londres, es el presidente de Transport for London. Deje de ir a las redes sociales, invítenos a una reunión, tengamos una discusión", dijo.
Un caos que afecta a la ciudad
La interrupción de los servicios ha provocado un efecto dominó en el transporte de la ciudad, obligando a los londinenses a buscar alternativas. Se han visto largas colas de taxis y la gente ha recurrido a autobuses, bicicletas y otros medios de transporte, lo que ha generado un aumento considerable del uso de bicicletas.
El sindicato ha expresado su pesar por las molestias causadas al público, pero ha dejado claro que no se arrepienten de luchar por los derechos de sus miembros. Dempsey ha advertido que, de no llegarse a un acuerdo, se podría desatar una nueva ola de huelgas, lo que solo agravaría la situación para los millones de personas que dependen de la red de transporte de Londres.
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