El pragmatismo de los nacionalistas vasco en sus relaciones con el Estado ha tropezado con el escollo de la vía unilateral de los soberanistas catalanes y ha repercutido en sus relaciones. A pesar de compartir objetivos últimos, les aleja las hojas de ruta.
También ha sostenido que no deben reconocer "ninguna superioridad moral a los que defienden la independencia de Catalunya", que es necesario rebajar la tensión y empezar a encontrar soluciones a los problemas reales.
Tras la reunión del primer Consejo de Ministros, Celaá ha presentado el objetivo de "recuperar el diálogo" e iniciar conversaciones "para fijar agenda" con los presidentes autonómicos.