La Comisión Europea calcula que la economía de la eurozona se expandirá un 4,3% este año y un 4,4% en 2020, lo que supone cinco décimas y seis décimas más con respecto a su última estimación, respectivamente, y España será el país que más crezca en ambos años después de haber sufrido el mayor desplome por el impacto de la pandemia.
La tasa de paro de la eurozona se situó el pasado mes de febrero en el 8,3%, en línea con el mes anterior, pero un punto porcentual más que en el mismo mes de 2020, mientras que en el conjunto de la UE repitió en el 7,5%
En el conjunto de la Unión Europea (UE), el número de ocupados en el cuarto trimestre de 2020 era de 206 millones, una cifra inferior en 3,5 millones de personas a la del mismo trimestre de 2019.
Pese a los datos intertrimestrales, el PIB de la zona euro registró una caída del 4,3% en comparación con el tercer trimestre de 2019, una décima menos que la estimación anterior.
Durante el mes de julio se produjo un ligero crecimiento gracias al fin de algunas restricciones debidas a la pandemia
El crecimiento de la actividad del sector privado de la eurozona se ha frenado en noviembre hasta niveles cercanos al estancamiento, según refleja el dato preliminar del índice compuesto de gerentes de compras (PMI).
Este presupuesto formaría parte de una ofensiva millonaria para emprender inversiones en Europa promovida por los gobiernos de los dos países.
Constancio considera prioritario establecer un fondo fiscal de estabilización, así como la creación de un activo europeo libre de riesgo.
El presidente del BCE sostiene que la zona euro necesita dotarse de un instrumento que evite la sobrecarga de la política monetaria.
Mario Draghi decide mantener los tipos de interés sin cambios en el 0%, así como su estrategia de compra de activos, que a partir de abril reducirá su alcance a 60.000 millones de euros al mes.
Ha asegurado al presidente del Eurogrupo que España tendrá unas nuevas elecciones y que espera que el resultado sea similar a las de diciembre.
Esta corrección representa la primera revisión a la baja de las previsiones de crecimiento para España por parte del organismo desde agosto de 2013.