Los millones de seres humanos que el pasado sábado marcharon alrededor del planeta, podrían ser la semilla de uno o varios frentes de resistencia, no solo en contra del señor Trump, sino de las políticas imperiales, aplicadas para el sometimiento de los más débiles utilizando, entre otras muchas, la geoestrategia de la desestabilización.
La pregunta después del relato de este o aquel hecho en un país sin duda convulsionado es: ¿tú qué crees?
Con el regalo de la vida, las personas recibimos aptitudes para amar, calificaciones diversas para pensar: descubriendo, investigando y hasta creando toda suerte de inventos supuestamente para alivianarnos nuestro diario existir.
La humanidad en su conjunto está urgida de la reconciliación, no es justificable que millones de personas sean muertas, encarceladas, mutiladas violadas -sexual y emocionalmente- por disensos entre grupos culturales, religiosos o políticos.
Desde el 2003 y considerando la riqueza de los rituales celebrados por etnias como la mexica, maya, totonaca, y purépecha entre otras, la UNESCO clasificó nuestra fiesta de día de muertos como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
Desde la comunidad pacifica, con propiedad común de bienes -en contra posición a la propiedad privada- cuyos habitantes se rijan por ideales filosóficos y políticos distintos a las pueblos sobre todo europeos del siglo XVI; el planteamiento de un país en donde las diferencias económicas, de clase y sociales no existan o se reduzcan al mínimo, ha sido un sueño irreal tan o más idealizado que la república platónica.
Sin caer en la versión de mis abuelos respecto a que los tiempos pasados fueron mejores, definitivamente los días patrios de ahora poco tienen que ver con los que conocimos quienes ya rebasamos el medio siglo.
Dos años antes de nuestro sismo, se empezó a celebrar de forma oficial el 28 de agosto como el día de los abuelos.
Cuando el titular del ejecutivo de una nación, enfrenta una caída espectacular en las preferencias populares -la de Chile ha llegado a tener solo 13%- es menester, analizar el mayor número de posibles causas, desde el manejo incorrecto de la imagen, pasando por errores conductuales, no tener la capacidad de cumplir las expectativas derivadas de promesas de campaña hasta el extremo de no poder identificar a sus detractores.
Creer lo que conviene o aquello que se acomoda a los deseos, parece ser una tendencia ancestral de la humanidad, según lo declaró de diversas maneras Julio Cesar.
Desde la definición sencilla de Ulpiano [1] la igualdad proporcional de Aristóteles; la armonía básica para la organización ideal de Platón, pasando por los derechos naturales de Tomás de Aquino o la equidad como sustento de la igualdad en la libertad de Jhon Rawls, la justicia es algo inherente al ser humano, independientemente que la entienda, la conozca, la intuya o la practique.
En un París, que apenas salía del estupor del terror, los asistentes a la COP21, acordaron, disminuir las emisiones de gases que producen el cambio climático en un documento más bien laxo cuyo buen propósito se centra en una meta global de 2 grados máximo de aumento en la temperatura. ¿Cómo lograrlo? ¿Cuánto debe reducir cada país? La indefinición acerca de las cuotas de responsabilidad nacionales hace del acuerdo de París, un propósito más débil incluso que el protocolo de Kioto.
Cada mañana hay personas que desearían estar rodeadas de amor, ambiente limpio, entorno emocional sano y una serie de actitudes derivadas lejanas a la mentira, la envidia o las calumnias. A cambio de ello te rodea una alharaca haciendo recuentos de lo que robo el ex-gobernador Moreira, la culpabilidad de su hermano en la muerte del hijo, la presunta colisión con criminales a los que les lava dinero y todas las implicaciones que como dominó se vendrían sobre México y sus casi 120 millones de personas si de verdad se prueba que parte de tales recursos fueron a campañas políticas.
En sentido netamente semántico y quizá con una orientación filosófica, el caos es una condición, en la cual prevalece el desorden. Para los pensadores griegos, la nada, la anti-materia, un atole de elementos -esencia y aun sus atributos- no identificados pero todos revueltos, son la clara definición de caos.
Faltan unas cuantas horas para que los medios de comunicación, hagan el esfuerzo supremo de ofender nuestra inteligencia, mostrándonos con admiración, el arte pirotécnico desde Australia hasta nuestro vapuleado zócalo. En el ínter, debemos ver un sin fin de fotografías de aquellos que aun cuando han partido, siguen vivos en nuestros corazones. Por supuesto no pueden faltar las “espontáneas” preguntas y respuestas de quienes se encuentran en el pasillo de uno de los CRIT, que siendo más de una veintena se supone superan con mucho las instalaciones de los IMSS, los ISSSTE y todos los del sector salud.
Observar a alguien, para después trasmitir lo conocido a otra persona es simple y llanamente espiar. A partir de la premisa de que “información es poder” a lo largo de la historia es posible encontrar un sin fin de relatos donde algunos asechan a los considerados enemigos, otros escuchan las confidencias de un cercano y todos, luego difunden lo captado y hasta lo venden.
Las imágenes, repetidas como si se tratara de lavado cerebral, tienen consecuencias variadas. Entre las menos negativas, está la que permite a los perfiladores psicológicos analizar al emisor de frases, discursos –pacifistas, de sorpresa o amenazantes- bien por lo que dice, bien por el lenguaje corporal que enseña.