Por un feminismo para TODAS

J.C. Meneses Montserrat

Este domingo nos hemos despertado con una triste noticia: la placa en homenaje a Cristina Ortiz, más conocida como 'La Veneno', en el Parque del Oeste de Madrid fue vandalizada con el mensaje: "Sois patriarcado. Abajo la Ley Montero". 


La veneno

Placa de La Veneno tras el acto vandálico.Twitter @EcosyTinta


Este mensaje proviene de un sector del feminismo que se autodenomina "radfem" -- desde fuera las conocemos como TERF (Feminista Radical Trans Excluyente) --. No se sabe demasiado bien de dónde han salido, pero en los últimos años se han movilizado y han empezado a propagar un discurso que más que feminista, parece sacado del autobús de 'Hazte Oir'. 


Las TERF son un grupo de mujeres que no aceptan que las mujeres trans sean sus congéneres. Aseguran que el sujeto del feminismo es solo la mujer, y ellas deciden quién lo es y quién no. No aceptan que Carla Antonelli, Cristina Ortiz o Bibiana Fernández, por poner algunos ejemplos, puedan formar parte del feminismo. Creen que al haber nacido hombres no han estado sometidas al patriarcado desde siempre. También afirman que si cualquiera puede ser mujer, se acabará borrando a las mujeres. 


Pero no se quedan ahí. Rechazan que las transexuales puedan entrar en prisiones de mujeres con argumentos como: "¿Y si se cambian de sexo para violarnos?". Al final relacionan todo el movimiento trans con una especie de conspiración judeomasónica que, junto al "lobbie homosexual" intenta destruir a las mujeres y sus derechos infiltrándose en el movimiento feminista. 


El resumen final es que solo pueden ser sujetos del feminismo las mujeres que hayan nacido mujeres. Y como son feministas y progres, no dicen que las trans no sean mujeres, simplemente que son mujeres trans, es decir, con una coletilla, y además que no pueden entrar a formar parte de su club por todo lo mencionado anteriormente. 


La verdad, me ha costado bastante describir lo que piensa este sector del feminismo. Me cuesta por ser absurdo, nocivo, y por tener que utilizar una retahíla de frases tramposas para construir un discurso que se puede resumir en una palabra: 'transfobia'. Alguien que lea este artículo dirá que he simplificado sus palabras para ridiculizar su pensamiento. A esa persona, le reto a que me venga a explicar por qué el feminismo debería rechazar y excluir a un colectivo que ya ha sido demasiado apaleado por la sociedad. 


Hoy es el día de las mujeres. De todas. Un día donde no caben los discursos de "ellos y nosotros", porque hoy se habla en femenino y solo existe un sujeto: "nosotras".  Hoy es el día en que todos los seres humanos debemos mirarnos entre nosotros, reconocernos como iguales, y preguntarnos por qué hemos estado siglos perpetuando un sistema diseñado para reprimir a la mitad de la población. ¿Y cómo se afianza el sistema? Categorizando, atribuyendo una serie de particularidades a un colectivo por el simple hecho de tener un órgano sexual u otro. 


Y por supuesto hoy no es el día de decidir quién es sujeto del feminismo y quien no, porque no hay nadie que pueda decidir eso. El feminismo nació para luchar contra el machismo, para luchar contra una forma de ver el mundo e invertir una relación de poder vertical donde el macho alfa decide qué hace toda la manada. El pensamiento feminista promueve el poder horizontal, donde las decisiones se toman por consenso y nadie tiene más poder que nadie. Resulta absurdo recordarlo a estas alturas, pero por desgracia sigue siendo necesario: el feminismo es igualdad, nada más. 


Cojamos fuerza, dejemos de señalarnos y continuemos la lucha, porque queda mucho camino por recorrer. Siguen muriendo mujeres a manos de monstruos, siguen existiendo las violaciones, sigue existiendo un mercado laboral que las discrimina, sigue habiendo industrias que las tratan como objetos, sigue existiendo la prostitución y en definitiva, el patriarcado sigue en plena forma, incluso inyectando discursos nocivos dentro del feminismo. Que nadie se distraiga ni se quede mirando al dedo, porque el machismo siempre tiene preparada la mano para pegar la bofetada cuando se mira hacia otro lado. Y por supuesto, acordémonos de todas esas mujeres que viven en países donde, nuestros debates, les parecerían un sueño. 


¡Feliz 8M!


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