Tresporciento, cada cosa en su lugar

Consol Prados

Hace tanto tiempo que se arrastra el tres por ciento, como una sospecha poco dudosa, como un secreto ruidoso, como una práctica tradicional en la Cataluña de los gobiernos convergentes? al igual que la impunidad que lo ha escoltado a lo largo de los años, aludiendo al país en esta mezcla intencionada de país, partido e instituciones que todavía hoy acompaña a Convergencia.

Hace tanto tiempo que se arrastra el tres por ciento, como una sospecha poco dudosa, como un secreto ruidoso, como una práctica tradicional en la Cataluña de los gobiernos convergentes? al igual que la impunidad que lo ha escoltado a lo largo de los años, aludiendo al país en esta mezcla intencionada de país, partido e instituciones que todavía hoy acompaña a Convergencia. Recuerdo aquel febrero de 2005 cuando el Presidente Maragall lo expresó aún de forma más pública porque lo hizo en sede parlamentaria, y han pasado diez años.

Que vuelva a aparecer justamente ahora, es más causal que casual. Porque como sabemos bien, la cuestión catalana no se afronta políticamente, sino desde los tribunales. Pero tan causal es ahora esta noticia, como presuntamente la adjudicación de la obra pública antes o después del correspondiente pago de donaciones al partido o a su fundación.

Y volvemos con la corrupción. No puede ser que sea el arma para combatir al adversario, porque debería ser el debate de las ideas. No puede sustituir al debate político, y es lo que está pasando. Tres cuestiones.

Primero. Hay mucho y serio trabajo para combatir los casos de perversión política. Además de mecanismos de transparencia se necesita la voluntad y la ética desde los mismos partidos para erradicar estas prácticas. Y donde hay un corrupto es que hay un corruptor. Es decir, una manera de hacer que envuelve política, economía, poder... y que hace mucho daño a la democracia. El debate público insiste con el sueldo de los políticos y ha arraigado tremendamente entre la población, cuando no es este el tema, es una simplificación estúpida y también intencionada que esconde el verdadero problema.

Segundo. Urge dar pasos inequívocos en un sistema judicial claramente independiente del poder político. La misma ley y la misma rapidez y claridad para todos. El PP, que es el gobierno del Estado y por tanto el que está utilizando todos los mecanismos del Estado, tiene mucha suciedad para limpiar y no puede quedar exento de castigo (esto sería la impunidad) porque lo deslegitima a la hora de actuar contra otros (como es el caso) y sobre todo porque la pericia de algunos ha empobrecido a muchos. Evitaría también que los partidos se tiren los corruptos en la cara, con el daño que esto hace al sistema. Y por otra parte, como puede ser que un periodista anuncie la noticia antes de que se desarrollen los hechos. Otro asunto que no da garantías del sistema judicial y nos carga de inseguridad.

Y tercero. Mas no puede continuar escondiéndose bajo el paraguas del "proceso" ni utilizar el país como cobijo, si verdaderamente se estimara al país. Ni los tertulianos afines hacer de portavoces defendiendo prácticas nocivas que lo son para todos. Y el resto de fuerzas políticas que lo siguen, que se lo hagan mirar, o, ¿es que harán de escudo de una cuestión que debe llegar hasta el final con sus consecuencias?

Por todo ello creo que se hace indispensable separar las cosas: la presunta corrupción de Convergencia, la presidencia de la Generalitat como institución, y la situación política de Cataluña. Para el bien común.

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