El Instituto Guttman de Barcelona busca 3.000 cerebros sanos para investigar la prevención del deterioro cognitivo
Este proyecto de investigación necesita voluntarios con cerebros sanos para estudiar los marcadores biológicos que permiten mantener una buena salud cerebral y evitar enfermedades.
El Instituto Guttman de Barcelona ha puesto en marcha una búsqueda de 3.000 voluntarios para esculpir sus cerebros. El proyecto, conocido como Barcelona Brain Health Initiative (BBHI) busca cerebros sanos para estudiar los marcadores biológicos que permiten mantener este importante órgano en buen estado de salud.
Además, los investigadores quieren ir más allá y encontrar y explotar los mecanismos que ayudan a prevenir las enfermedades neurológicas y psiquiátricas. El objetivo final es poder explicar qué hace que el cerebro se mantenga sano a lo largo de la vida, en un contexto en el que cada vez la población es más vieja.
Cabe destacar que este proyecto es innovador en cuanto al punto de vista ya que, normalmente, la neurociencia se centra e invierte buena parte de sus esfuerzos en minimizar los daños cerebrales y no en prevenirlos, como sí busca el BBHI.
La investigación estará delimitada en voluntarios que vivan en Catalunya ya que es un territorio que cuenta con los elementos que se han identificado como protectores de la salud cerebral: factores ambientales, sociales y culturales muy diversos, como, por ejemplo, el bilingüismo.
El proyecto está financiado en buena parte por la Obra Social La Caixa y durará un periodo de tres años. Por tanto, en el 2020, los investigadores esperan tener las primeras conclusiones pero advierten que el estudio seguirá durante la próxima década.
FASES DEL PROYECTO
Estos voluntarios deberán ser personas sin daños cerebrales, de entre 40 y 65 años. En una primera fase, tendrán que responder un pequeño cuestionario sobre su salud, sus hábitos de vida y firmar un consentimiento para que los investigadores puedan acceder a su historial clínico.
A partir de aquí, el equipo seleccionará a un subgrupo de 1.500 voluntarios que sean representativos de la población general. Este grupo se deberá someter a unas pruebas más específicas que irán desde resonancias magnéticas hasta análisis de sangre.
Con esto, los médicos analizarán hasta siete parámetros diferentes que se vinculan con la salud cerebral y que son: el grado de actividad cognitiva, la actividad física, la nutrición, la salud en general, el sueño, la socialización con el entorno y el plan vital.
Con esto, los investigadores ya podrán hacer un mapa de los hábitos que benefician la salud cerebral y previenen o retrasan la aparición de enfermedades neurológicas.
En la tercera fase, los 1.500 voluntarios se dividirán en dos grupos: uno de ellos, el de control, se le recomendarán unas pautas de hábitos saludables; al otro grupo, además de esta lista, se les acompañará con entrenadores personales que les ayuden a reforzar estas prácticas.
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