Trump se burla de las energías renovables y el Acuerdo de París ante la ONU
Aunque China es actualmente el mayor emisor, Estados Unidos ha sido históricamente el mayor contaminante de dióxido de carbono, siendo responsable del 24% del CO2 emitido desde 1850, a diferencia del 3% de todo el continente africano.
En un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente Donald Trump calificó el cambio climático como la "mayor estafa jamás perpetrada en el mundo", ignorando las advertencias de científicos y los efectos devastadores que el fenómeno ya está causando en diversas naciones.
Sus comentarios, que han sido descritos como una "burla" a la comunidad científica y a los países más vulnerables, contrastan fuertemente con la realidad que enfrentan líderes y ciudadanos de todo el mundo, desde el aumento del nivel del mar hasta los desastres naturales intensificados.
La postura de Trump se mantuvo firme en su crítica a las políticas de energías renovables y a los esfuerzos globales para combatir el cambio climático. A lo largo de su intervención, el presidente estadounidense desestimó la ciencia del clima, hizo afirmaciones falsas y se burló de iniciativas como el Acuerdo de París. Sin embargo, su retórica fue directamente contradicha por expertos y líderes que presenciaban el evento.
Desmintiendo las afirmaciones
A pesar de las declaraciones de Trump, la realidad científica y económica ofrece una perspectiva muy diferente. Aquí se desglosan algunas de sus afirmaciones más polémicas y la respuesta de los expertos:
Energías renovables: Trump calificó la energía eólica y solar como una "broma" y las consideró demasiado costosas e ineficaces. Sin embargo, informes de la ONU y la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) han demostrado que la energía solar y eólica son ahora, en la mayoría de los casos, las opciones más baratas para la generación de electricidad. El científico climático Michael Mann señaló que los subsidios a los combustibles fósiles, que Trump apoya, son los que mantienen su viabilidad, distorsionando el "libre mercado".
Acuerdo de París: Trump justificó su retirada del acuerdo alegando que Estados Unidos pagaba "mucho más que cualquier otro país". No obstante, el Acuerdo de París es un pacto voluntario en el que cada nación establece sus propios objetivos de emisiones y contribuciones. Aunque China es actualmente el mayor emisor, Estados Unidos ha sido históricamente el mayor contaminante de dióxido de carbono, siendo responsable del 24% del CO2 emitido desde 1850, a diferencia del 3% de todo el continente africano.
"Carbón limpio": En tono jocoso, Trump comentó que prefería referirse al carbón como "carbón limpio y hermoso". Esta declaración fue duramente criticada por el científico Rob Jackson, de la Universidad de Stanford, quien afirmó que el carbón mata a millones de personas al año, y "el presidente puede fingir que el carbón es limpio, pero la gente real... morirá por esta mentira".
El contexto global y las consecuencias del discurso
Las declaraciones de Trump se produjeron en un momento en que el mundo está experimentando los efectos del cambio climático de manera cada vez más evidente. La embajadora de la nación insular de Palaos, Ilana Seid, y el delegado de Malaui, Evans Davie Njewa, expresaron su decepción, advirtiendo que la inacción es una "traición a los más vulnerables".
La climatóloga Adelle Thomas, del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU, compartió su experiencia personal con el huracán Sandy para enfatizar que la evidencia del cambio climático no es abstracta, sino "vivida, mortal y exige una acción urgente". El discurso de Trump también tocó otros temas, como los gases de efecto invernadero de las vacas y la contaminación proveniente de otros países, pero sus afirmaciones fueron desmentidas por expertos, quienes señalaron que la contaminación local sigue siendo el problema principal en Estados Unidos y que las empresas petroleras han promovido el concepto de "huella de carbono" para desviar la responsabilidad a los individuos. En definitiva, las palabras de Trump evidenciaron un profundo desacuerdo con la ciencia y la política climática global, mientras el resto del mundo intenta avanzar en la lucha contra la crisis.
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