Catalunya y el norte de Portugal sellan una alianza estratégica con aspiraciones europeas
Ambos territorios refuerzan sus vínculos políticos y empresariales en un encuentro en Barcelona, donde se subrayó la necesidad de consolidar un eje de cooperación que los convierta en referentes económicos dentro de la Península y en el conjunto de la Unión Europea.
La sede de Foment del Treball en Barcelona se convirtió este fin de semana en el escenario de una cita que aspira a marcar un antes y un después en las relaciones económicas entre Catalunya y el norte de Portugal. En torno a la misma mesa se reunieron representantes institucionales, diplomáticos y líderes empresariales con un objetivo compartido: transformar la sólida relación bilateral en un motor de crecimiento con impacto europeo.
La delegación catalana estuvo encabezada por el conseller de Empresa de la Generalitat, Miquel Sàmper, quien ejerció de anfitrión junto al presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre. Por parte portuguesa, acudió la cónsul en Barcelona, Indira Rodrigues Noronha, acompañada de representantes de primer nivel del mundo económico, como José Luis da Rocha Ceia, vicepresidente de la Associação Empresarial de Portugal (AEP), y Paulo Dinis, director ejecutivo de Fundação AEP. También participó Ramon Font, delegado en Portugal de la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales, así como otros representantes de organismos empresariales de ambos lados de la frontera.
De los lazos históricos a la cooperación estratégica
Las intervenciones de los presentes coincidieron en destacar que los vínculos entre Catalunya y Portugal se remontan a décadas de colaboración empresarial. Sin embargo, todos subrayaron que el momento actual exige dar un salto cualitativo. El objetivo ya no es solo mantener relaciones comerciales fluidas, sino consolidar un eje de cooperación estable que permita competir en el mercado global en igualdad de condiciones con otras regiones europeas.
En palabras de Josep Sánchez Llibre, la relación se fundamenta en “un comercio sólido, inversiones crecientes y un entramado empresarial compartido”. El presidente de Foment no dudó en describir esta alianza como un verdadero “puente aéreo empresarial” que conecta Barcelona y Oporto y que debe servir para proyectar ambos territorios hacia un futuro de mayor prosperidad.
La cónsul Indira Rodrigues Noronha reforzó esta visión al afirmar que la cooperación entre Catalunya y el norte de Portugal permitirá consolidarse como “motores económicos en el ámbito ibérico y europeo”. Una declaración que resume la ambición con la que se plantea este pacto, concebido no como una suma de intereses puntuales, sino como una apuesta estructural por el crecimiento conjunto.
Cifras que hablan por sí solas
Más allá de los discursos, los datos presentados en la reunión reflejan el peso real de esta relación. En territorio portugués operan actualmente 783 filiales de 594 empresas catalanas, mientras que en Catalunya lo hacen 155 filiales de 130 compañías portuguesas. Este intercambio empresarial ha contribuido a consolidar una relación de confianza mutua y a diversificar los sectores de colaboración.
El comercio bilateral atraviesa un momento de clara expansión. Solo en 2023, Catalunya exportó a Portugal por un valor de 6.287 millones de euros, lo que supone un incremento del 5% respecto al ejercicio anterior. En los últimos cinco años, las inversiones catalanas en Portugal ascendieron a 189,7 millones de euros, dirigidas principalmente a actividades de servicios financieros, comercio e ingeniería civil. En el sentido inverso, Portugal invirtió 81 millones en Catalunya, con especial protagonismo de la industria química y del sector publicitario.
Estos números confirman que la relación trasciende el simple intercambio de bienes. Se trata de un ecosistema compartido en el que empresas de ambos territorios encuentran espacios para crecer, innovar y generar empleo.
Sectores clave para el crecimiento
La voluntad expresada en Barcelona apunta a profundizar en esta cooperación con un horizonte claro: expandirse hacia sectores estratégicos que puedan marcar el futuro de la economía europea. Entre los ámbitos señalados figuran la automoción, los plásticos, la maquinaria industrial, los servicios financieros y la logística.
Todos ellos se presentan como campos con un alto potencial de innovación y con la capacidad de situar a Catalunya y al norte de Portugal en una posición de liderazgo dentro del marco de la transición digital y energética que impulsa la Unión Europea. El encuentro no se limitó, por tanto, a reafirmar los lazos históricos, sino que abrió un espacio para diseñar proyectos concretos con impacto a medio y largo plazo.
Un horizonte europeo compartido
Foment del Treball recordó en un comunicado que las relaciones entre Catalunya y Portugal han sido siempre cercanas y fructíferas, pero destacó que la coyuntura actual ofrece una oportunidad irrepetible para reforzarlas. La voluntad común, expresada tanto por las instituciones como por el empresariado, es construir un modelo de colaboración que sirva como referencia dentro de la Península Ibérica y que tenga proyección continental.
En este sentido, los participantes coincidieron en que el contexto internacional exige alianzas sólidas entre territorios con intereses complementarios. Catalunya aporta un tejido empresarial innovador y una fuerte vocación exportadora, mientras que Portugal ofrece un mercado dinámico y en expansión, con capacidad para atraer inversiones en sectores clave. La suma de estas fortalezas se perfila como una fórmula ganadora para encarar los desafíos económicos de los próximos años.
Una apuesta con visión de largo plazo
El encuentro celebrado en Barcelona no fue una reunión más dentro del calendario institucional. Fue, en palabras de los asistentes, un paso decidido hacia la construcción de una estrategia conjunta que busca convertir a Catalunya y al norte de Portugal en referentes económicos ibéricos y europeos.
El desafío ahora consiste en traducir las declaraciones en acciones tangibles que refuercen este “puente empresarial” y lo consoliden como un instrumento de desarrollo compartido. Como resumió Sánchez Llibre, se trata de aprovechar “un comercio sólido, inversiones crecientes y un entramado empresarial compartido” para proyectar un futuro común.
Con estas premisas, la alianza se plantea como una de las apuestas más ambiciosas en materia de cooperación económica de los últimos años en la Península, con capacidad no solo para intensificar los lazos históricos, sino para situarlos en un nivel estratégico de alcance europeo.
Escribe tu comentario