VÍDEO | ¿Hubo 'kale borroka' en las protestas de Ferraz? Recordemos a Esperanza Aguirre cortando calles
La derecha y la extrema derecha criminalizan una protesta ciudadana contra el genocidio en Gaza mientras olvidan sus propias acciones de bloqueo en las calles de Madrid
Las protestas propalestinas de este domingo en Madrid, que obligaron a suspender la última etapa de La Vuelta Ciclista a España, han generado un intenso debate político. Mientras miles de personas se manifestaban contra el genocidio en Gaza, desde el Partido Popular y Vox se apresuraban a calificar la movilización como un acto de “kale borroka” o incluso de “yihadismo”. Un intento claro de criminalizar a una ciudadanía que, históricamente, siempre ha mostrado sensibilidad y solidaridad con el pueblo palestino.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, fue la primera en cargar contra la protesta, difundiendo un vídeo en el que acusaba al Gobierno de Sánchez de haber “alentado la kale borroka”. Poco después, dirigentes como Carlos Díaz-Pache o Alfonso Serrano se sumaban a la misma tesis, asegurando que entre los manifestantes había “vinculados con el terrorismo”. Una acusación que el propio Ministerio del Interior se encargó de desmentir.
En esta estrategia, la derecha y la ultraderecha parecen olvidar rápido su propio historial de protestas en la calle. Esperanza Aguirre, expresidenta de la Comunidad de Madrid, llegó a cortar el tráfico en Ferraz en noviembre de 2023 durante las manifestaciones contra la amnistía, incitando a los concentrados a seguirla a la carretera: “Yo cortaría el tráfico”, decía mientras gesticulaba para que la acompañaran. En aquel momento no se habló de “kale borroka”, sino de “defender la democracia”.
La doble moral es evidente: lo que para la derecha es legítimo cuando lo protagonizan ellos, se convierte en “terrorismo callejero” si lo hacen otros. Y más aún cuando se trata de una movilización por una causa tan universal y humana como detener un genocidio retransmitido en directo.
Las imágenes de este domingo en Madrid muestran a miles de ciudadanos alzando la voz no por una sigla política, sino por un principio básico: la vida. Una protesta que va mucho más allá del debate partidista y que refleja que la sociedad española no quiere ser cómplice silenciosa de la masacre en Gaza.
Llamar a eso “kale borroka” es un insulto no solo a quienes se manifestaron de manera pacífica, sino a la memoria de un país que siempre ha entendido que la solidaridad internacionalista también forma parte de nuestra identidad democrática.
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