Las Hijas de la Caridad denuncian el abuso y la especulación en la vivienda en Cataluña (Foto Catalunya Press)
La cruda realidad La congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl ha convocado hoy a los medios en Barcelona para lanzar una denuncia . Han presentado su informe "Improntas", un espejo de la cruda realidad que viven miles de familias en Cataluña, a quienes acompañan día a día. La conclusión es tajante: el derecho a una vivienda digna ha mutado en un negocio voraz que devora la dignidad y el futuro de los más vulnerables.
El abismo del 70% en alquiler
Uno de los datos que más impacta, extraído directamente de su labor sobre el terreno, es demoledor: en no pocas ocasiones, las familias a las que prestan apoyo destinan más del 70% de sus ingresos al pago del alquiler. Una proporción que no solo es inasumible económicamente, sino que sume a estos hogares en una "fragilidad e inestabilidad" perpetuas, obligándolos a vivir con el agua al cuello, al límite de la subsistencia.
La rueda de prensa donde las Hijas de la Caridad exigen responsabilidad pública y soluciones para la crisis de vivienda en Cataluña ( Foto Catalunya Press)
Cuando el hogar es una habitación : la realidad de las monoparentales
El foco de la denuncia se ha puesto con especial énfasis en la situación de extrema vulnerabilidad que padecen las familias monoparentales con niños. Para ellas, la búsqueda de un hogar se convierte en una verdadera pesadilla. La asfixiante presión del mercado barcelonés y unos precios desorbitados las empujan a situaciones límite: no es raro que estas familias, con menores a su cargo, se vean forzadas a conformarse con una única habitación en lugar de una vivienda completa. Ello compromete seriamente su intimidad, su desarrollo y su estabilidad emocional. Para colmo, esta tortura se extiende en el tiempo, con búsquedas que pueden prolongarse hasta un año, condenando a estas familias a una incertidumbre y angustia intolerables.
Barreras insalvables: cuando la estabilidad es un lujo
La problemática se complejiza aún más por las barreras que impone el propio sector privado. La congregación ha puesto de manifiesto que, incluso cuando estas familias consiguen localizar una posible solución habitacional, se estrellan contra el muro de las garantías de estabilidad económica exigidas por inmobiliarias y propietarios. Dada su precaria realidad –a menudo con empleos temporales, ingresos irregulares o dependientes de ayudas sociales–, simplemente no pueden acreditar esa solvencia. Esta incapacidad para "confirmar" la estabilidad económica les cierra las puertas de golpe, dejándolas en un limbo habitacional del que, sin una intervención externa, es casi imposible escapar.
Las Hijas de la Caridad presentan un informe que exige acciones urgentes ( Foto Catalunya Press)
Un mapa de la Indignidad habitacional
El informe "Improntas" no se limita a cifras; es un detallado mapa de la indignidad: la "falta de dignidad" en espacios insuficientes y sin las condiciones básicas de ventilación o habitabilidad; los "precios inasumibles" que expulsan a los más débiles; las "limitaciones de acceso" que castigan por origen o etnia; la proliferación de "infraviviendas" sin suministro mínimo de luz o agua caliente; y una constante "inseguridad" que socava la paz del hogar. Es un clamor contra el "aprovechamiento" de una necesidad vital que transforma la vivienda, un derecho humano universal reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Constitución, en una mera mercancía especulativa.
La responsabilidad pública urgente
Ante este panorama desolador, las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl han sido rotundas al "reivindicar" la responsabilidad ineludible de los poderes públicos para garantizar este derecho fundamental. Sus demandas, expuestas con claridad y urgencia, de establecer un marco específico para la vivienda de colectivos vulnerables, imponer límites y establecer precios máximos para el alquiler, frenando así los "desahucios invisibles" y la expulsión del mercado. La congregación exige una acción política valiente y decidida para que la vivienda deje de ser un lujo inalcanzable y se convierta en una realidad digna y asequible para todos los ciudadanos en Cataluña. Su mensaje final es un llamamiento apremiante a la acción social y política para asegurar que el "Derecho a una Vivienda Digna de las personas en situación de vulnerabilidad socioeconómica" no sea solo una aspiración teórica, sino una realidad palpable que permita la plena integración social y el bienestar de las familias en la comunidad.
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