El 63% de las personas sin hogar que han sufrido una agresión o discriminación por aporofobia --término acuñado por la filósofa Adela Cortina para referirse al rechazo a las personas en situación de pobreza-- no ha denunciado estos hechos, según los datos de Arrels Fundació.
La última encuesta realizada por la fundación a 559 personas en situación de sinhogarismo en Barcelona en 2023 reveló que el 87% había sido víctima de delitos, agresiones y discriminaciones y el 76% aseguraba que la causa era el hecho de vivir en la calle.
Del total de personas que dijeron haber sido víctimas de delitos, el 72% aseguró que le habían robado dinero, documentación o pertenencias, el 26,6% que habían sido discriminadas o agredidas en el espacio público y el 26,5% que se les había prohibido la entrada a algún lugar.
Del 76% que relacionó directamente estos delitos con el hecho de vivir en la calle, el 22,6% --91 personas-- dijeron haber recibido insultos específicamente por encontrarse en situación de calle y el 18,1% --un total de 73 personas-- afirmaron haber sido agredidas y señalaron que los autores habían hecho una referencia explícita a esta cuestión.
La infradenuncia
La responsable del equipo jurídico de Arrels, la abogada Eva Hobeich, ha explicado a preguntas de Europa Press que el 40% de las personas que no presentaron una denuncia alegó que no lo habían hecho porque creían que no serviría para nada: "Están ya tan desalentadas con el sistema que no denuncian".
El 28% sostuvo que no lo había hechos porque no confiaba ni en la policía ni en el sistema de justicia: "Hay una infradenuncia muy grande, pero hay algo que tenemos que empezar a destacar, y es que hay un 32% de personas que sí que denuncia, pero estas denuncias al final no se ven luego reflejados en los datos oficiales".
Doble discriminación en mujeres
En el caso de las mujeres, la abogada asegura que sufren una doble discriminación: "Junto a la violencia que recibes por estar en situación de calle, se une la violencia que recibes por ser mujer, por tanto reciben más violencia".
La abogada asegura que, además de la infradenuncia, es muy difícil que las denuncias que se interponen prosperen, porque no se acaba apreciando la aporofobia "o no se entra a valorar".
En este sentido, recuerda que --aunque es una situación relativamente habitual--, el caso de una persona sin hogar a la que no le dejaron consumir en un bar acabó en los tribunales, pero la denuncia se archivó al considerar "no era una discriminación por aporofobia".
"Inestables procesalmente"
En la misma línea que Hobeich, la Fiscal de la Unidad contra los Delitos de Odio y Discriminación de la Fiscalía General del Estado, María Jesús Raimundo, abordó el jueves en el marco de la '3 Conferencia Internacional sobre Aporofobia o Rechazo a la Pobreza' impulsada por IQS-URL que la infradenuncia deriva en la imposibilidad de conocer los casos reales de aporofobia.
Entre los motivos, enumeró la desconfianza de las víctimas en las instituciones, el miedo a no ser creídas, el desconocimiento de sus derechos, el sufrir una discriminación múltiple, porque además de personas sin hogar son personas extranjeras y temen que se conozca su situación irregular, o que tengan un problema de salud mental o una discapacidad.
Además, subrayó que las víctimas de aporofobia son "inestables procesalmente" porque se vuelven ilocalizables y que su testimonio es fundamental para acreditar la motivación discriminatoria, pero que existe un mecanismo procesal: tomarles declaración y hacer una prueba preconstituida, que servirá en sede judicial con la misma validez y garantías.
También explicó que quienes trabajan en los tribunales tienen que demostrar que ha habido una motivación discriminatoria detrás de los hechos, y que a menudo se encuentran con que la investigación se queda en un comienzo, al entender el tribunal que se trata de un acto de "gamberrismo, de vandalismo o una cierta alteración como del orden público".
En este sentido, desde su unidad velan para que se llegue hasta el final y se investigue si hubo una motivación de odio o rechazo a esa persona detrás de una acción delictiva.
"A lo mejor a la persona que le han quemado el saco de dormir no es por una gamberrada, sino que detrás de quemarle un saco de dormir a una persona, que es lo único que tiene, por supuesto puede haber una motivación de odio o rechazo a esa persona", subrayó.
Absolución de un guardia urbano
Esta semana la sección 2 de la Audiencia de Barcelona absolvió sin juicio a un agente de la Guàrdia Urbana de Barcelona que en 2020 disparó e hirió de gravedad a un hombre sin techo con problemas de salud mental que le amenazó con un cuchillo.
El tribunal rechazó que la fundación Arrels ejerciera la acusación popular, --era la única parte que acusaba al policía--, tras haber expulsado de la causa al sintecho como acusación particular por encontrarse ilocalizable, en términos jurídicos "en rebeldía procesal".
El tribunal argumentó que el hombre no había autorizado a la fundación, ni de forma explícita ni tácita, para que ejerciera la acusación popular en su nombre y ordenó su expulsión como parte acusadora, dictando una sentencia absolutoria para el policía.
Hobeich recordó a las puertas de los tribunales que las personas sin hogar no tienen teléfonos móviles ni casas donde ser notificadas y sostuvo que el tribunal hizo una interpretación "muy restrictiva" y contraria al acceso a la justicia.
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