Torra intenta defenestrar a Aragonès por si la Junta Electoral lo inhabilita en enero
El president maniobra para asegurarse de que su sucesor sea fiel a los postulados de Puigdemont y no quiera enfriar el enfrentamiento con el Estado.
Torra está preocupado por su inhabilitación. Después de que el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya sentenciase que había desobedecido a la Junta Electoral al no descolgar los símbolos políticos del edificio de la Generalitat en periodo electoral, el president no es más que un pato cojo a la espera de que sus recursos ante el Supremo terminen apartándolo de su magistratura.
De ahí que Torra esté maniobrando para asegurarse de que su sucesor sea fiel a los postulados del círculo de Puigdemont. Y en esa sucesión, el hecho de que Pere Aragonès ostente la vicepresidencia del Govern no encaja en los planes del Molt Honorable.
La voluntad de Torra sería que Aragonès abandonase su cargo y fuese remplazado por una personalidad de JxCat, algo que en ERC consideran que terminaría con el pacto de investidura. Hasta ahora, el Govern ha mantenido un equilibrio entre los representantes del mundo posconvergente y los republicanos; que JxCat pudiera copar la presidencia y la vicepresidencia sería una acción abusiva que además respondería a intereses externos a la acción de gobierno.
Tras esta pretensión de Torra se encuentra la sombra planeante de un avance electoral en Catalunya. Puigdemont duda de si adelantar los comicios a la espera de cómo se rubrica finalmente el pacto entre PSOE y ERC para la investidura de Sánchez, y mueve sus piezas en función de cómo se van sucediendo los acontecimientos.
Si la crisis de gobierno estalla en enero --cuando está prevista, además, una reunión de la Junta Electoral que valorará la inhabilitación de Torra--, es probable que se produzcan más cambios en el Ejecutivo, como la sustitución de Miquel Buch o el alejamiento de Meritxell Budó.
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