Siempre a la búsqueda de ideas que me hagan pensar desde otras perspectivas, leo un libro alejado de la especialidad que se me asigna. Se trata de un compendio de Escritos sobre arte (Elba), del editor y profesor Peter Halley; un pintor neoyorquino reconocido por su arte geométrico y abstracto. Me fijo en un artículo titulado ‘Contra postmodernidad: una reinterpretación de Ortega’. En 1981, Halley discrepaba de la formulación vigente de las vanguardias artísticas y optaba por la que Ortega y Gasset dio en 1925, en La deshumanización del arte, y ponía también en consideración La rebelión de las masas.
Ortega contraponía el hombre masa al hombre selecto. Pero el hombre masa, señala con perspicacia Halley, “no es sinónimo del hombre corriente. No pertenece a ninguna clase socioeconómica en particular, sino que se trata de un individuo que se siente perfecto, al que no se le ocurre dudar de su propia plenitud. No se cree obligado a seguir los principios de la ley si no benefician sus intereses propios”.
El artista norteamericano sabe interpretar al filósofo español, del que dice que veía el liberalismo como el correlato político del relativismo científico, producido por individuos con capacidad para la duda por sistema. No lo cita Halley, pero en aquellas páginas Ortega afirmaba que se vive en la proporción en que se ansía vivir más: “Toda obstinación en mantenernos dentro de nuestro horizonte habitual significa debilidad, decadencia de las energías vitales”, y se paga con ella un peaje intolerante y rígido.
Sí menciona Halley el pensamiento orteguiano sintetizado en: “ser artista es no tomar en serio al hombre tan serio que somos cuando no somos artistas”. El vanguardismo iba asociado en el siglo XX al carácter lúdico y juvenil que se abrió paso con espectáculos de masas, como los deportivos; ahora puestos en cuarentena.
Ortega concluía La deshumanización del arte, un escrito de poco más de treinta páginas, con este párrafo: “Es muy fácil gritar que el arte es siempre posible dentro de la tradición. Mas esta frase confortable no sirve de nada al artista que espera, con el pincel o la pluma en la mano, una inspiración concreta”. En cualquier caso, lo real solo puede ser poseído de forma aproximada y mediante las ideas que nos hayamos podido formar de lo sentido. Visiones múltiples compartidas.
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