En casa de los pobres todo son penas. Eso dice el refrán. Y que yo sepa en el RCDE pobres no somos, así que no alcanzo a entender algunas penas que nos esforzamos en cultivar. Hay que reconocer que en nuestra entidad todos en general tenemos ese puntito tan particular de ver siempre la parte negativa de las cosas. Yo creo que en el ADN debemos tener alguna célula contaminada que nos impide ver las cosas en positivo. Está de moda criticarlo todo, sobre todo lo que hace el prójimo. Si nos exigiéramos hacer las cosas tan bien como les exigimos al resto de ciudadanos que las hagan viviríamos en el paraíso.
La última polémica que hemos sido capaces de generar ha sido a cuento del nombramiento de Ernesto Valverde como nuevo entrenador del Fútbol Club Barcelona. Como bien sabemos todos, Valverde tiene una puerta del estadio con su nombre. La 89 para ser precisos. Las redes sociales (ese lugar en el que se mezclan opinión, información, publicidad y basura) han vivido un episodio curioso en el que se ha mezclado de todo. Desde ideas rocambolescas a ideas sensatas. Desde opiniones incendiarias a opiniones razonables y educadas. La cosa era si debíamos retirar el nombre a la puerta al nuevo técnico barcelonista, que lo fue del Espanyol, además de jugador de ambos equipos.
Yo mismo realice una encuesta en mi cuenta de Twitter y se impuso la normalidad de dejar las cosas como están. Es lo normal, es lo lógico. Pero el tema no es la encuesta; el tema es que a partir de la polémica se ha criticado duramente la decisión que se tomó en su día, de asignar un nombre a cada puerta. Una iniciativa simpática, que nos permite hacer un recorrido por la memoria colectiva, que nos deja algunos trazos de la historia y de los jugadores o técnicos que fueron de la casa, fue destrozada una vez más por aquellos que exigen la perfección del prójimo pero que no se la aplican a sí mismos. Somos así.
Nos falta ser un poco felices. Saber vivir intensamente los momentos y disfrutar de las pequeñas cosas. Por ejemplo de la temporada que acabamos de vivir y que sin duda ha sido notable o del futuro que se dibuja lleno de posibilidades, como le gusta decir a Quique Sánchez Flores.
Por cierto aprovechando que estamos a las puertas del verano y que vamos a tener mucho tiempo para pensar y para generar polémicas propongo una idea para el nombre del estadio: ¿Por qué no le llamamos EL NOU SARRIÀ? Ni Cornellà, ni El Prat, ni RCDE Stadium (nombre por el que se conoce en la actualidad y que no tiene nada de emocional por cierto). Ahí lo dejo por si alguien quiere copiar la idea.
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