Eduardo Casanova reinventa la figura de la vampira para visibilizar el VIH en una nueva miniserie
‘Silencio’, presentada en Sitges, combina terror y contexto social para abordar el estigma del VIH.
El director busca empatía con los personajes y romper el silencio sobre la serofobia vigente.
El Sitges Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya acoge este domingo el estreno de Silencio, la nueva miniserie de Eduardo Casanova. El proyecto redefine la figura de la vampira y conecta el terror con una denuncia social: la discriminación hacia las personas con VIH. La historia recorre siglos de pandemias, desde la peste bubónica hasta la crisis del Sida, mostrando cómo el miedo y el estigma persisten a lo largo del tiempo.
Una vampira diferente: empatía en lugar de antagonismo
Casanova busca romper con los clichés del género vampírico, colocando a una mujer como protagonista central, cuya vida marcada por el silencio y los márgenes genera empatía.
“Quería construir una serie protagonizada por una vampira mujer, que no fuera la antagonista sino que produjera empatía su vida condenada al silencio y los márgenes”, explica.
El relato alterna entre dos periodos históricos: la Edad Media, azotada por la peste bubónica, y finales del siglo XX, con la pandemia de Sida en España. Así, la serie no solo explora el horror clásico del vampirismo, sino que lo entrelaza con problemas sociales reales.
El reparto incluye a María León, Lucía Diez, Leticia Dolera y Ana Polvorosa, quienes dan vida a personajes que enfrentan tanto la escasez de “sangre limpia” como la incomprensión y el rechazo social.
Serofobia: un estigma que persiste
Para Casanova, el estigma alrededor del VIH sigue siendo uno de los mayores tabúes sociales:
“Existe todavía una gran serofobia, pese a que la medicina ha avanzado mucho. La serofobia y el estigma social que hay con el VIH es el mismo que había prácticamente cuando empezó la pandemia”.
La serie refleja cómo las dificultades de aceptación y el miedo colectivo atraviesan generaciones: “El rechazo que había a las personas infectadas de peste era bastante parecido al rechazo que hubo muchísimo tiempo después a las personas que portaban el virus del VIH”.
Silencio plantea un debate sobre las relaciones entre personas infectadas y no infectadas, mostrando que la discriminación y el miedo al contagio siguen generando horror, incluso en un contexto médico avanzado.
Entre terror y educación
Casanova enfatiza que el miedo colectivo ante enfermedades transmisibles es algo cruel y común. Para él, la narrativa tiene también un propósito pedagógico:
“La única medicina es romper el silencio y decir que actualmente a día de hoy el VIH ahora no se transmite si eres intransmisible”.
La serie combina lo didáctico con elementos tragicómicos, dramatizando las escenas donde es necesario, pero manteniendo un tono ligero que facilita la comprensión del espectador: “Dramatizando donde se tiene que dramatizar”.
Cine social: más allá del entretenimiento
El director denuncia que las representaciones tradicionales del Sida en el cine están desfasadas:
“Cuando hablas de Sida y de cine directamente te viene a la cabeza 'Filadelfia' y no es la realidad”.
En Silencio, Casanova reivindica una narrativa más cercana a la experiencia actual de quienes viven con VIH en España, que representan un porcentaje muy reducido de la población, y busca sensibilizar al público sin perder el componente de entretenimiento.
Su trayectoria confirma su interés en abordar temas sociales a través del cine: en La piedad exploró una dictadura, en Pieles los cuerpos no normativos, y en Silencio el estigma de una enfermedad para crear un relato “más amable y cercano al público”.
Narrativa transgeneracional y simbolismo
Una de las características más potentes de la miniserie es su estructura transgeneracional: las hermanas vampiras enfrentan crisis similares en épocas distintas, uniendo el terror histórico con la realidad moderna.
“El miedo colectivo a las enfermedades que se transmiten es algo bastante cruel y bastante común”, comenta Casanova, subrayando la universalidad del estigma y la necesidad de romperlo mediante el arte y la narración audiovisual.
El simbolismo de la vampira como portadora del silencio y del tabú permite explorar emociones humanas complejas y el impacto social de las pandemias, reforzando la dimensión educativa de la obra.
Estreno y próximos proyectos
La primera temporada de Silencio, compuesta por tres capítulos, se estrenará en Movistar+ el 1 de diciembre, coincidiendo con el Día Mundial del Sida. Casanova ya ha escrito una segunda temporada y trabaja simultáneamente en su siguiente película, El gran cabrón, producida por Morena Films.
“Silencio marca el final de una etapa de mi trabajo y ‘El gran cabrón’ es algo completamente nuevo”, asegura. Aunque reconoce su pasión por el cine de terror, su nuevo proyecto promete innovar en temáticas y narrativa.
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