Massimo Motta: “La competencia es la clave para que Europa tenga empresas más resilientes y productivas”
Massimo Motta, catedrático de Investigación en Icrea-Universitat Pompeu Fabra y ex economista jefe de competencia de la Comisión Europea, asegura que mantener la competencia impulsa productividad e innovación en las empresas europeas y que los gobiernos solo deberían intervenir ante fallos de mercado.
Europa vive un debate crucial sobre su capacidad para competir globalmente frente a gigantes estadounidenses y chinos. En este contexto, Massimo Motta ha enfatizado la necesidad de preservar mercados competitivos para que las compañías europeas puedan crecer, innovar y resistir crisis económicas. Motta, con una trayectoria de décadas como asesor de autoridades de competencia en todo el mundo, plantea que las políticas gubernamentales no deben distorsionar la competencia, sino acompañarla en los casos estrictamente necesarios.
La visión de un experto internacional
Massimo Motta, catedrático de Investigación en Icrea-Universitat Pompeu Fabra y miembro de la Barcelona School of Economics, ha dedicado gran parte de su carrera a estudiar cómo la competencia impacta en la productividad y resiliencia empresarial. Entre 2007 y 2011 fue ‘chief competition economist’ de la Comisión Europea, lo que le permitió asesorar sobre los casos más relevantes de control de fusiones, prácticas anticompetitivas y regulación de mercados a nivel europeo.
En las Jornades Nacionals de Defensa de la Competència organizadas por la Autoritat Catalana de la Competència (ACCO), Motta aseguró que “Si queremos que las empresas europeas tengan más productividad, más resiliencia, más escala, pues la receta no pasa por menos competencia. La receta pasa por mantener la competencia, o sea, asegurarse de que compitan, porque esa es la única manera en la cual tengan el incentivo de seguir invirtiendo e innovando”.
Su argumento principal es que la competencia no solo aumenta la eficiencia económica, sino que también fomenta la innovación constante y la capacidad de las empresas de adaptarse ante imprevistos, crisis globales o cambios tecnológicos.
Competencia frente a “campeones europeos”
Motta criticó la estrategia política de crear “campeones europeos” que puedan rivalizar con empresas extranjeras de gran tamaño. En su opinión, estas políticas deberían formar parte de la política industrial, no de la regulación de competencia: “Prefiero que tenga un objetivo, que es la protección de la competencia y eficiencia económica, que tenga solamente este objetivo. Y después será otro organismo, el Ministerio de Economía en algunos países, el gobierno en otros, que tome la responsabilidad política de decir, 'no, pues esta decisión no me gusta, pues yo quiero también añadir esta condición'”.
Según Motta, el riesgo de este enfoque es que el intervencionismo gubernamental pueda debilitar la competencia real, reduciendo incentivos para que las empresas inviertan en tecnología, formación de personal y expansión.
Igualdad de condiciones para plataformas y empresas tradicionales
El economista también se refirió al impacto de plataformas digitales como Airbnb y Cabify en los mercados tradicionales. Subrayó que la innovación debe premiarse, pero dentro de un marco regulatorio justo: “Las reglas deberían ser las mismas para todo el mundo”.
Explicó que el desequilibrio actual entre empresas tradicionales y digitales puede distorsionar la competencia y generar injusticias: mientras los hoteles o taxis cumplen con normativas estrictas y pagan impuestos completos, algunas plataformas disfrutan de ventajas fiscales que debilitan la competencia. Para Motta, garantizar igualdad de condiciones es fundamental para un mercado eficiente y sostenible.
El papel de los gobiernos y la regulación
Motta sostiene que las autoridades públicas solo deben actuar en casos de “externalidades o fallos de mercado” que puedan afectar a terceros o a la economía en su conjunto. Según él, las leyes de competencia deben preservar la eficiencia económica y la libre competencia, sin que los gobiernos suavicen los criterios ni privilegien a ciertas compañías: “Cuando la empresa muestra interés y es competitiva, pero a la vez es consciente de su responsabilidad social, del entorno en el que está, y quiere hacer una apuesta empresarial competitiva, el CIRE puede ser un buen partner”, dijo refiriéndose a cómo deberían interactuar las empresas con reguladores en otros contextos.
Esta visión busca crear un equilibrio entre incentivo privado y protección de la competencia, asegurando que las empresas compitan por méritos propios y no por favores estatales.
Impacto en la economía europea
Las declaraciones de Motta llegan en un momento en el que la economía europea busca consolidarse frente a la presión internacional. Para él, solo un mercado competitivo puede generar empresas resilientes capaces de superar crisis económicas, adaptarse a la digitalización y mantener la innovación constante. Su recomendación es clara: garantizar igualdad de condiciones, proteger la competencia y limitar la intervención estatal a casos estrictamente necesarios.
En sus palabras, la combinación de innovación, inversión y competencia genera un círculo virtuoso: empresas más fuertes, empleo más estable y mercados más dinámicos.
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