El altísimo precio de denunciar la Gürtel: "En vez de una heroína, eres una apestada"

Ana Garrido destapó una de las mayores tramas de corrupción de la historia de nuestro país. 

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Momento de la presentación de "Ana contra Gürtel" en la Casa del LIbro de Barcelona. Foto cedida a CatalunyaPress

 

La denuncia de Garrido, funcionaria del Ayuntamiento de Boadilla del Monte, fue clave para desentrañar la red Gürtel, uno de los mayores escándalos políticos de la democracia española. Aquel gesto de integridad le cambió la vida: perdió su empleo, sufrió acoso institucional y vivió un exilio forzado. Años después, su vida es otra. En la presentación que ha hecho de su libro en la Casa del Libro en Barcelona, CatalunyaPress pudo conversar con ella y Javier Bardón. 

Junto al psicólogo y escritor Javier Bardón, publican Ana contra Gürtel (Editorial Alrevés), una novela que busca cerrar un capítulo y poner voz a la historia humana detrás del titular. La obra, a medio camino entre el testimonio y la ficción, aborda el coste emocional de denunciar la corrupción y la soledad de quien decide no mirar hacia otro lado. Hablamos con ellos sobre la “muerte civil” del denunciante, la falta de protección institucional y un sistema que, aseguran, castiga a quien se atreve a destapar el delito.

Años después, la vida de Ana es otra.  Junto al psicólogo y escritor Javier Bardón, publica la novela ‘Ana contra Gürtel’ para cerrar un capítulo y contar la historia humana detrás del titular. CatalunyaPress ha hablado con ellos sobre la soledad del denunciante, su "muerte civil" y un sistema que, aseguran, castiga a quien destapa el delito.

 

Ana, habías recibido muchas propuestas de otros escritores para escribir este libro que cuenta tu historia, ¿por qué escogiste a Javier?

Ana Garrido: Él llegó en el momento adecuado, cuando ya estaba más preparada para hablar. Hubo dos cosas que me engancharon. Una, que ya había escrito sobre otro denunciante, y dos, que fuera psicólogo. No para hacer terapia, sino porque iba a saber respetar mis tiempos, hasta dónde podía tensar la cuerda y hasta dónde no. Eso para mí era muy importante.

Javier Bardón: Yo estaba documentándome para otro proyecto y vi su caso, que me había impactado mucho en su día. Conseguí su contacto, tomamos un café y surgió la idea.

El resultado es una novela que narra una historia durísima. Ana, revivirlo todo durante casi dos años de conversaciones, ¿cómo ha sido?

Ana Garrido: Un poco tortuoso. No me apetecía remover cosas que yo creía tener bastante cerradas. Al final te das cuenta de que la condena la cumple el denunciante en vez del denunciado. No es una condena de prisión, es una condena social, una muerte civil. Te destrozan económicamente, te quitan el trabajo, pierdes amigos, te tienes que mudar... De repente te ves como estoy yo, viviendo en una zona rural, aislada de todo el mundo. Es la vida que puedo tener, no la que quiero.

Javier Bardón: En vez de ser una heroína, que es lo que debería ser por haber ahorrado mucho dinero a las arcas del municipio, es como una apestada. Es impresionante.

 

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Presentación en Barcelona en la Casa del Libro/ Foto cedida a CatalunyaPress

Esa "muerte civil", ¿ ha llegado a tener consecuencias físicas?

Ana Garrido: Sí, este año mi cuerpo dijo "hasta aquí". Empezó a desarrollar una serie de enfermedades autoinmunes y me han prescrito que deje el tema anticorrupción aparcado por unos años. Estoy hasta el gorro. Aunque le he dedicado mi vida, ya es mi momento de cerrar ciclo. Por eso le decía a Javier que para mí el libro es cerrar un capítulo.

¿Te arrepientes de haber denunciado?

Ana Garrido: No, no me arrepiento. Ha merecido la pena y lo volvería a hacer, porque creo en una serie de valores. Pero he aprendido de mis errores. Ahora sé que lo haría de otra manera, sobre todo preservando mi anonimato por encima de todo. Es vital. Pero sí, hay personas a las que he recomendado no denunciar. A veces, los canales de denuncia se convierten en una caza de brujas y sé que se les va a truncar la vida. No quiero que les pase eso.

Tal y como está el panorama actual, en relación a la corrupción, ¿sienten que algo ha cambiado?

Javier Bardón: La pregunta es ¿cuánta corrupción hay? Solo vemos la punta del iceberg. La corrupción es algo sistémico. El patrón siempre es el mismo: alguien denuncia y van a por él a nivel interno, mediático y judicial. Por eso muy poca gente se atreve.

Ana Garrido: Creo que hay bastante más corrupción de la que nos imaginamos. Me recuerda a los atentados de ETA: al principio era un horror, y luego la sociedad lo normalizó. Con la corrupción está pasando lo mismo, hay una falta de sensibilización. Se ha convertido en una noticia habitual, donde hoy es un partido y mañana otro. La pregunta clave es: ¿a qué partido político o gobierno le interesa que los denunciantes estén mucho más protegidos? Creo que no les interesa realmente.

Y aquellos a los que denunció, ¿están donde deberían estar?

Ana Garrido: Unos sí y otros no. Javier siempre dice que las primeras espadas no están en prisión, porque son intocables. Algunos de los que condenaron ya están en la calle. Incluso he llegado a ver con mis propios ojos a gente que supuestamente está en la cárcel viviendo en una mansión. Pero verlos en el juicio, tan arrogantes siempre, y que una secretaria les dijera "vayan pasando en orden alfabético", en filita... Solo eso, para ellos, ya era una humillación.

¿Qué va a encontrar el lector en  el libro ‘Ana contra Gürtel’?

Javier Bardón: Espero que les divierta. La historia es terrible, pero he intentado contarla de una manera rápida y amable, casi como una historia de aventuras. Es ágil y espero que mueva a la reflexión sobre el sistema clientelar en el que vivimos.

Ana Garrido: Javier ha sabido acercar un tema denso a cualquier lector. Al final fue un acierto que fuera una novela y no un ensayo con nombres y apellidos. Le ha dado la parte humana a lo que fue un titular de periódico. El libro cuenta lo que todos sabemos que existe, pero desde la piel de una persona que lo ha vivido.

El círculo se cerrará con la presentación del libro en Boadilla del Monte, el epicentro de todo.

Ana Garrido: Sí. El que se la juega es el que nos cede el espacio. A mí ya no me va a pasar nada allí. Pero Boadilla ha pasado de ser un sitio que amaba a un lugar que me repugna.

Javier Bardón: Es impresionante cómo la tratan como a una apestada.

Ana Garrido: Nadie se me puede acercar porque no le va a ir bien. A ese nivel, no hemos dado difusión de dónde será exactamente la presentación para no ocasionarle problemas al dueño. A ese punto llegamos, todavía a día de hoy.

 

 

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