Carlota Font se lamenta sobre “lo caro que resulta ser joven” (Se alquila habitación”)
Una novela sobre la vida de cualquier mujer joven de hoy en día que busca consolidar su situación laboral y sentimental
“Nadie que trabaje en el sector cultural dice que no a comer gratis” se confiesa a sí misma Abril, una mujer de nuestro tiempo cuya vida se caracteriza por el ejercicio de un trabajo precario con parvos ingresos y la búsqueda de la estabilidad sentimental tras un primer fracaso en su relación de pareja. Elementos todos ellos no banales, pero sí harto frecuentes entre los jóvenes de nuestro tiempo, un grupo social al que sin duda pertenece Carlota Font Castelló, autora de “Se alquila habitación” (Suma)
Definida como “una novela sobre lo caro que resulta ser joven”, Font ha tratado de reflejar las formas de vida y los problemas de sus coetáneos con un relato que es de ficción, pero que podría estar calcado de la peripecia real de cualquier hombre o mujer de su misma edad y que, como la protagonista, se encuentra en la tesitura de superar un desengaño amoroso, soportar un trabajo mal pagado con un jefe si no abominable sí bastante vulgar y de buscar el equilibrio en sus disponibilidades económicas con la intromisión en su propia vivienda de una realquilada. Decisión que a la postre resulta decisiva porque llega a cambiarle de alguna forma positivamente la vida. Todo ello en el contexto de una comunidad familiar cuyo papel predominante lo desempeña la abuela, residente “malgré elle” en una residencia de la tercera edad que todos sus allegados esperan que sea permanente… para poder poner en alquiler el piso que ha quedado vacío.
Desde un punto de vista estilístico, “Se alquila habitación” es un texto sin excesivas pretensiones, lo que no quiere decir que no esté correctamente escrito y que el desarrollo de su ligera trama argumental no se haya redactado adecuadamente. Es más, esta carencia de ambición literaria hace de su lectura un entretenimiento fácil e incluso grato en el que muchos jóvenes de uno y otro sexo se sentirán identificados. El lenguaje utilizado es verosímil y el texto no carece de rasgos de humor que sobresalen particularmente cuando describe el funcionamiento de una galería de arte, la forma en que comercializa las obra de sus artistas, el perfil de algunos de sus clientes o el precario sistema laboral que tienen que soportar muchos jóvenes.
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