Manzana envenenada

Eva Gallego

Lletrada feminista de l'administració local especialitzada en dret de l'habitatge

Reflexionando sobre la ley 20/2021, de 28 de diciembre, de medidas urgentes para la reducción de la temporalidad en el empleo público, la conocida como ley Iceta me ha venido a la mente un recuerdo infantil, el de la primera vez que fui a un cine. Me llevó mi tía Inés, yo era muy pequeña, pero recuerdo que la película era “Blancanieves y los siete enanitos” de Walt Disney. Con los años me contó mi tía que salí muy seria del cine y que le comenté que no entendía por qué la manzana envenenada que le ofreció la bruja no mató a Blancanieves, sino que la dejó sumida en un sueño profundo. ¿Qué sentido tenía dormirla, si la podía matar sin problemas? Mi tía de entrada no supo qué contestarme, pero al final me explicó que, si la bruja hubiese matado directamente a la protagonista del cuento, seguramente los enanitos y los animales del bosque se hubieran enfadado mucho y se habrían aliado para vengar su muerte. Al estar dormida, los mantenía distraídos velando el cuerpo inerte de Blancanieves y no conspiraban contra la bruja. La verdad es que mi tía estuvo muy inspirada con esta explicación.


Algo parecido ocurre con la ley Iceta. De entrada, ofrece la posibilidad de estabilizar las plazas de naturaleza estructural que hayan estado ocupadas de forma temporal e ininterrumpidamente al menos en los tres años anteriores a 31 de diciembre de 2020. Aunque la normativa existente siempre ha limitado el nombramiento del personal funcionario interino o personal laboral temporal a casos excepcionales de indudable y estricta necesidad, no ha evitado que en la actualidad exista una tasa de temporalidad en el sector público de España cercana al treinta por ciento. 

 

El ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta
El ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta


La intención de este plan de estabilización es poner fin a esta situación del todo irregular. Pero a su vez, esconde otra medida de enorme calado, la imposibilidad de mantener más de 3 años al funcionariado interino sin convocar la oposición de la plaza, so pena de tener que indemnizarlo en el caso de superar el plazo máximo de permanencia. Esto comporta que, la administración debe crear las plazas estructurales que sean necesarias y prescindir de aquellas que no lo sean. 


Pero la Ley de Presupuestos Generales (LPGE) que se aprueba cada año limita la creación de plazas en el sector público. De ahí que pueda ocurrir que, aunque una plaza se deba considerar estructural, no se pueda crear por los límites fijados en la LPGE. En estos momentos, se está librando una batalla, entre los distintos departamentos de los entes públicos y sus RRHH, para no perder plazas, de sus ya minoradas plantillas.


Por esa razón, al final lo que se consigue es el efecto perverso de reducir la interinidad a costa de eliminar plazas. No se logra la estabilización de las personas que las ocupan, como perseguía la norma. Lo que está ocurriendo es que o bien se suprimen las plazas, o bien se sustituyen o intercambian a unas personas por otras, manteniendo la situación de temporalidad. Es importante mantener las plazas, pero no a costa de perder la experiencia y conocimiento de la persona que la ha ocupado durante 3 años. En consecuencia, se reducen las plantillas y se merma la calidad de la administración pública, y quien sufrirá las consecuencias será como siempre la ciudadanía.


Y todo esto se está produciendo con la connivencia de sindicatos y de los propios trabajadores y trabajadoras del sector público que se pliegan ante la perspectiva de estabilizar a unos cuantos, mientras otra gran mayoría se ven sin trabajo y sin derecho a compensación alguna. Si se hubiesen aprobado estas medidas de reducción de la temporalidad en el empleo público, sin la promesa de consolidación de las plazas de unos pocos, se hubieran producido manifestaciones y paros multitudinarios en el sector público. Pero, con el espejismo de la estabilización, han desviado nuestra atención, y no nos damos cuenta de que con esta ley no se acaba con la temporalidad en la administración pública, sino que se adelgazan las plantillas y se reduce su calidad. Es una manzana envenenada que, como en el cuento, nos mantiene adormecidas y sin levantar la voz.
 

1 Comentarios

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Espero que llegue a oídos de las personas que pueden solucionarlo. En la empresa privada se da la misma situación cuando ya están enseñad@s a la calle y volvemos a empezar. Gracias Eva.

escrito por María José 29/dic/22    10:51

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