"Oposición democrática clara"
La intervención de Alejandro Fernández, en representación del PP, no dejó indiferente a nadie. El diputado popular inició su turno con una pregunta directa y provocadora: "¿Va usted a convertir en costumbre amenazar con denuncias a quien le pida explicaciones por su gestión?". Esta cuestión sirvió de preámbulo para una crítica mordaz a la gestión del Govern y, en particular, al estilo político de Illa. Fernández acusó a Junts y Esquerra de no ejercer una "oposición democrática clara y perfectamente definida", alegando que "prefieren pastelear con usted que hacerle oposición de verdad". El popular llegó a tildar al President de "profeta del diálogo", "ayatolá de la distensión" y "campeón mundial del reencuentro", un sarcasmo que buscaba evidenciar lo que, a su juicio, es una falta de contundencia y un excesivo acomodamiento del gobierno a ciertas sensibilidades. El momento de mayor tensión llegó cuando Fernández cuestionó directamente las "cesiones al separatismo" de Illa, calificándolas de "traición a buena parte de su electorado". No contento con ello, criticó duramente la política educativa del Govern, a la que calificó de "un desastre que acumula resultados de calidad catastróficos". En un desafío explícito, interpeló a Illa con preguntas retóricas: "¿Va a denunciarme por recordarle lo evidente? ¿Va a denunciarme por explicar lo que todo el mundo sabe?". Fernández insistió en que el PP ejercerá una "oposición de verdad", "rigurosa, respetuosa con la verdad y con las personas", pero con el objetivo de ofrecer una "alternativa necesaria de gobierno a la sociedad catalana". La provocación final no se hizo esperar: "con el debido respeto, Señor Illa, tiene usted que comer mucha Nocilla para intimidarnos con sus amenazas judiciales".
La calma con una punzante ironía
Salvador Illa, lejos de dejarse arrastrar por la confrontación directa, eligió responder con su sello personal: calma y una ironía mordaz. "Doncs estarem entretinguts", replicó inicialmente, presagiando un prolongado y seguramente tenso pulso político con el PP. El President aprovechó la ocasión para reafirmar su visión de la "política útil", incluso lanzando la "exclusiva" de que "se puede hacer política útil desde la oposición". Lejos de enredarse en descalificaciones personales, Illa optó por un desafío directo al Partido Popular, invitándolos a posicionarse con claridad sobre la cooficialidad del catalán en Europa, la gestión de Rodalies desde Catalunya, y la necesidad de una mejor financiación para la comunidad. Con estas preguntas incisivas, Illa devolvió la pelota al tejado popular, sugiriendo que, antes de arrogarse el papel de "oposición de verdad", deberían definir su postura en temas que afectan directamente a la ciudadanía catalana. "Comencem per aquí, si le parece, tenemos feina", sentenció el President, dejando claro que el debate político está abierto y que se esperan concreciones. La sesión concluyó con un ambiente notablemente caldeado, lo que anticipa que la relación entre el Govern y el Partido Popular seguirá teñida de confrontación y la pugna por definir la narrativa de la "oposición útil" en el Parlament.
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