ERC: Barcelona recaudará hasta 200 millones con el recargo de la tasa turística
El grupo municipal de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona estima que el incremento progresivo del recargo turístico por pernoctación en la ciudad hasta los 8 euros en 2029, aprobado este viernes en el pleno, permitirá a la ciudad ingresar entre 140 y 200 millones de euros, según han explicado fuentes de los republicanos a Europa Press.
El Ayuntamiento de Barcelona ha dado este viernes un paso decisivo en su política turística y fiscal al aprobar el incremento progresivo del recargo por pernoctación turística hasta los 8 euros por noche en 2029. La medida, impulsada por el grupo municipal de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y respaldada por el PSC y Barcelona en Comú (BComú), ha salido adelante en el pleno municipal con la abstención de Junts y el rechazo frontal de PP y Vox.
Según estimaciones de ERC, esta subida permitiría a la ciudad ingresar entre 140 y 200 millones de euros en los próximos años, una cifra que sitúa la medida como una de las más ambiciosas en materia de financiación local vinculada al fenómeno turístico.
Una fiscalidad al servicio de la cohesión social
Más allá del incremento en sí, la propuesta incluye la creación de un fondo específico de retorno territorial destinado a revertir parte de los ingresos recaudados en los barrios más afectados por la masificación turística. Esta dimensión redistributiva representa una novedad estratégica en la gestión de la presión turística sobre la ciudad.
Fuentes de ERC han explicado a Europa Press que el objetivo no es solo generar recursos, sino reordenar el impacto del turismo en términos sociales y territoriales, dando respuesta a desequilibrios persistentes entre zonas altamente tensionadas —como Ciutat Vella, el Eixample o la Barceloneta— y otras menos afectadas.
De los 4 euros actuales a un modelo escalonado
La tasa turística vigente fue aprobada en 2020, y este mismo año se ha alcanzado el tope legal de 4 euros por noche, lo que ha motivado la iniciativa para elevar el máximo permitido hasta 8 euros. El diseño será progresivo, con una implementación gradual que se desarrollará hasta 2029, lo que permitirá a los sectores económicos —en especial, el hotelero— adaptarse al nuevo marco fiscal.
El teniente de alcalde de Economía, Jordi Valls, ha confirmado que la propuesta será debatida dentro del marco de ordenanzas fiscales previsto para octubre de este año, con la intención de que pueda entrar en vigor a partir de abril de 2026.
Un consenso parcial y una oposición ideológica
El respaldo a la propuesta ha reflejado una alineación puntual entre formaciones de izquierda (ERC, PSC y BComú), mientras que Junts ha optado por la abstención, una postura que evita el bloqueo pero evidencia dudas sobre el alcance de la medida. Por su parte, PP y Vox han votado en contra, manteniendo su posición crítica frente a lo que consideran una sobrecarga impositiva que podría, en su opinión, afectar a la competitividad del destino Barcelona.
No obstante, los impulsores defienden que el turismo debe contribuir de forma proporcional al sostenimiento de los servicios públicos y a la mitigación de los efectos que genera sobre la vivienda, la movilidad o el espacio público.
Un debate de fondo sobre el modelo de ciudad
La aprobación del aumento de la tasa turística reabre el debate sobre el modelo económico y urbano que Barcelona desea consolidar para los próximos años. La medida se inscribe en una lógica de contención y compensación del turismo de masas, que, tras la recuperación postpandémica, ha vuelto a tensionar el tejido urbano.
El recargo no solo busca recursos, sino reorientar el equilibrio entre la actividad económica y la calidad de vida en los barrios. En un contexto de crisis habitacional, saturación de servicios y transformación del comercio local, esta decisión fiscal marca una inflexión en la política municipal hacia un modelo más regulador y redistributivo.
La propuesta, que comenzará su tramitación técnica en los próximos meses, anticipa un choque de intereses entre los defensores de una fiscalidad socialmente responsable y aquellos que abogan por incentivar al máximo la actividad turística sin nuevas cargas. En este marco, la medida de ERC apunta a consolidarse como un instrumento político, social i econòmic de primer ordre en la definición del futuro urbano de Barcelona.
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