Para evitar el elevado grado de saturación de las playas, se reducen un 25% la presencia de chiringuitos, un 50% las tumbonas y un 75% de los parasoles en las playas que registraban mayor masificación.
Los ciudadanos de Barcelona están preocupados por las consecuencias de la llegada de visitantes como la subida de los precios del alquiler o la masificación en algunas zonas.